Y que mejor, que a falta de una botella de champagne lo celebremos con una cesta llena de chocolates dispuestos como si un ramo de flores se tratase.
Y para darle la bienvenida al bebé una tarta de pañales, con uno de esos osos-manta que hacen sus amigos inseparables y unas zapatillas que mencionan a papá y a mamá
y con una cinta que dice su nombre al deshacer la tarta...
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